FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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JUAN CARLOS PAZ, HANS JOACHIM KOELLREUTTER Y EL DODECAFONISMO: NUEVA MÚSICA Y MÚSICA VIVA )

Producciones Especiales - Sonidos Modernos - Carpeta 2

JUAN CARLOS PAZ, HANS JOACHIM KOELLREUTTER Y EL DODECAFONISMO: NUEVA MÚSICA Y MÚSICA VIVA

Aunque hubo vanguardistas aislados como el norteamericano Charles Ives, su producción fue hasta 1930 casi completamente desconocida, por lo que podemos afirmar que no había habido en América movimientos de vanguardia musical anteriores a los años de entreguerras. De modo tal que, en nuestro medio, el dodecafonismo no podía constituir un “llamado al orden”, como sí lo había sido en Europa, sino más bien un hecho de implicancias fuertemente vanguardista.

En efecto, fue en un contexto prácticamente dominado por el nacionalismo –como vimos, incluso las tendencias modernistas de Amadeo Roldán y Silvestre Revueltas estaban ligadas a él– cuando en 1934 el argentino Juan Carlos Paz compuso su Primera composición dodecafónica e introdujo así el dodecafonismo en América. Tras una etapa que podríamos denominar neoclásica (Paz integró el Grupo Renovación), para Paz el dodecafonismo fue un medio de encauzar su propio lenguaje atonal (ya presente en piezas anteriores, como las Tres invenciones a 2 voces). De modo que el resultado musical no fue un trasplante forzado del dodecafonismo a la Argentina, sino la aparición de un estilo individual original, regido por la economía de medios (Paz limitaba en extremo las variaciones que empleaba en sus series, así como era muy austero en la instrumentación) y, contrariamente a lo hallable en Europa, un impulso rítmico marcado y definido con claridad. En definitiva, para Paz la adopción del método fue concebida no como imitación de una estética sino como vehículo para el desarrollo de su propio estilo.

Pero también fue un doble grito de guerra: en el plano estético un clamor por la renovación de unos lenguajes locales que juzgaba como reaccionarios y de factura incoherente (su proclama contra las “vidalitas a la Debussy” es célebre). Y en el plano político, una apuesta a lo que en aquel entonces se entendía como “universalismo”, frente al ascenso de las ideologías y conductas de corte fascistoide. A su tarea de compositor Paz añadió la de crítico y polemista (no casualmente en periódicos asociados a posiciones de izquierda), así como de difusor de las nuevas músicas a través de los conciertos de la por él fundada Agrupación Nueva Música, su permanente contacto con referentes del exterior y sus escritos sobre música contemporánea.

 

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A diferencia de lo que sucedió después de la Segunda Guerra Mundial, cuando multitudes de compositores adoptaron el dodecafonismo de un modo mecánico, volviéndolo un fin en sí mismo, las preocupaciones estéticas de Paz lo llevaron a realizar obras musicales basadas en el método solo hasta 1950. Cuando en gran parte de Europa y EE.UU. se creía efectivamente que la música basada en series era el camino al futuro, Paz ya había comprendido que dicha propuesta se hallaba pronta a agotarse...

Igualmente rupturista en sus aspectos técnico musicales fue el grupo Música Viva brasileño. Músicos como Claudio Santoro (1919-1989), César Guerra-Peixe (1914-1993) e incluso Antônio Carlos Jobim (1927-1994) fueron definitivamente marcados por sus años en Música Viva (aun cuando los dos primeros provenían del nacionalismo imperante). La premisa de que la innovación técnica (sea a través del dodecafonismo u otros métodos y/o recursos) no era incompatible con la identidad musical de Brasil no solamente abrió caminos a sus propuestas renovadoras, sino que se constituyó en rasgo fundamental de gran parte de la música brasileña a lo largo del siglo XX, incluyendo muchas músicas populares urbanas (baste pensar en la bossa nova). Por otro lado, marcó un quiebre con el paradigma de corte fascistoide apoyado por el Estado.

De una ideología marxista explícita, la radical diferencia entre el pensamiento conservador de Schoenberg y los postulados de dicho grupo dan cuenta del diferente significado que en ocasiones adquirió el dodecafonismo en Latinoamérica respecto de sus regiones de origen. Influido notablemente por el pedagogo y compositor de origen alemán Hans Joachim Koellreutter (1915-2005), radicado en Brasil desde 1937 y miembro fundador de Música Viva en 1939, los dos manifiestos  del grupo asociaron innovación musical con marxismo. Innovación musical significaba entonces (y hasta por lo menos 1950) dodecafonismo. De acuerdo con la compositora y musicóloga argentino-uruguaya Graciela Paraskevaídis:

Koellreutter y Música Viva consideraban que la técnica dodecafónica no estaba contra el marxismo sino que, por el contrario, la única posición compatible con el marxismo era precisamente la de una permanente búsqueda de innovación técnica y que la música, tal como la ponía en práctica el Grupo Música Viva, seguía perfectamente los postulados del materialismo dialéctico.

Por el contrario, y como abordaremos a continuación, las corrientes musicales austro-alemanas ligadas al marxismo ya en los años veinte procuraban una música “útil” para “los de abajo”; vocabulario extraño a las masas, el dodecafonismo no podía ajustarse a ese objetivo...

 

 

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