VI. El mundo colonial y dependiente

En esta región, los fines y la política de Gran Bretaña y Francia, las dos potencias mandatarias en virtud del tratado Sykes-Picot, fueron diferentes. El definido objetivo de Londres era controlar las vías de comunicación con los países que formaban la vertiente occidental de la India, y usufructuar la explotación de los yacimientos petrolíferos. En la posguerra colocó bajo su tutela la Mesopotamia y Palestina. En el primer territorio creó el muy dependiente reino de Irak.

Los ricos yacimientos petrolíferos Mosul y Kirkuk, ubicados en el Kurdistán, fueron adjudicados a Irak a pesar del reclamo de los kurdos a favor del reconocimiento de su autonomía nacional. En 1930 el gobierno británico aprobó un tratado negociado con el primer ministro de Irak, que transformaba el régimen de mandato en una alianza anglo-iraquí en virtud de la cual se concedió al gobierno de Bagdad el manejo de la administración interna. En 1932 el reino de Irak ingresó a la Sociedad de Naciones como Estado independiente. No obstante, los británicos se reservaron prerrogativas claves para el mantenimiento de sus posiciones económicas: la existencia de bases militares, la libertad de tránsito para sus tropas y, además, debido a su capacidad para influir en las decisiones de la monarquía, el manejo de la política exterior iraquí.

CIUDAD DE SAMARRA A FINES DE 1917

ESTA CIUDAD SE ENCUENTRA A UNOS 125 KILÓMETROS AL NORTE DE BAGDAD Y ES RECONOCIDA COMO UN ESPACIO CULTURAL SIGNIFICATIVO, PERO DEBIDO A LAS GUERRAS, EN 2007 FUE INCLUIDA POR LA UNESCO EN LA LISTA DE DE PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD EN PELIGRO )

EN SAMARRA SE ENCUENTRAN HOY RESTOS DE LA MEZQUITA SHIITA AL ASKARI QUE, TRAS SOBREVIVIR DURANTE MÁS DE MIL AÑOS, FUE DESTRUIDA POR UN ATENTADO EN EL 2006. EL EDIFICIO, TAMBIÉN CONOCIDO COMO LA TUMBA O MAUSOLEO DE LOS IMANES, ERA UNO DE LOS SITIOS SAGRADOS DE LA CORRIENTE SHIITA. SU CÚPULA DORADA ALCANZABA UNA ALTURA DE 68 METROS. EN EL PRESENTE SOLO SE PUEDE APRECIAR EL ENORME MINARETE.

ESTA FOTO FUE SACADA POR GERTRUDE BELL, FUNCIONARIA BRITÁNICA EN MESOPOTAMIA DESPUÉS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.

En 1923 el territorio palestino quedó dividido por el río Jordán entre el emirato de Transjordania, al este, y el mandato de Palestina, al oeste. Al hermano del monarca de Irak se lo nombró emir de Transjordania (actual Jordania) con facultades gubernativas muy limitadas. Este país subsistió en virtud de las ayudas económicas y militares que los británicos concedieron a su soberano. Gran Bretaña, más interesada en preservar su posición económica que en imponer una dominación política, supo utilizar instrumentos flexibles de control para proteger sus intereses.

LA TESORERÍA DE PETRA EN JORDANIA

PETRA ES UN IMPORTANTE ENCLAVE ARQUEOLÓGICO LOCALIZADO EN UN VALLE ANGOSTO. NO SE TRATA DE UNA CIUDAD CONSTRUIDA CON PIEDRA, SINO LITERALMENTE EXCAVADA Y ESCULPIDA EN LA PIEDRA. LOS RESTOS MÁS CÉLEBRES DE PETRA SON LA TESORERÍA Y EL MONASTERIO. FUNDADA HACIA EL FINAL DE SIGLO VII A. C, EL CAMBIO DE LAS RUTAS COMERCIALES Y LOS TERREMOTOS SUFRIDOS CONDUJERON EN EL SIGLO VIII AL ABANDONO DE LA CIUDAD POR SUS HABITANTES. EL LUGAR FUE REDESCUBIERTO PARA EL MUNDO OCCIDENTAL POR UN EXPLORADOR SUIZO EN 1812. DESDE JULIO DE 2007 FORMA PARTE DE LAS NUEVAS SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO.

La instalación de los judíos en Palestina recibió el apoyo de Gran Bretaña, con la declaración de Balfour en la Primera Guerra Mundial. Después de la Gran Guerra creció el número de judíos y el movimiento sionista afianzó su labor en un territorio cargado de resonancias y símbolos claves para las tres principales religiones monoteístas: cristiana, judía y musulmana.

LA BASÍLICA DEL SANTO SEPULCRO DESDE EL PATIO DEL MONASTERIO ETÍOPE

ES UNO DE LOS CENTROS SAGRADOS DEL CRISTIANISMO, DONDE SE SUPONE QUE SE PRODUJO LA CRUCIFIXIÓN, ENTERRAMIENTO Y RESURRECCIÓN DE CRISTO. LA BASÍLICA, UBICADA DENTRO DE LA CIUDAD VIEJA DE JERUSALÉN, FUE INICIALMENTE CONSTRUIDA EN EL SIGLO IV POR CONSTANTINO, EL PRIMER EMPERADOR ROMANO QUE ADOPTÓ EL CRISTIANISMO. EN DISTINTOS MOMENTOS SUFRIÓ DESTRUCCIONES Y SUCESIVAS RECONSTRUCCIONES. ACTUALMENTE, LAS DIVERSAS CONFESIONES CRISTIANAS (CATÓLICOS ROMANOS, ORTODOXOS GRIEGOS, ARMENIOS, COPTOS, ETÍOPES Y SIRIOS ORTODOXOS) COMPARTEN DERECHOS SOBRE LAS DIFERENTES ÁREAS DE LA BASÍLICA.

Bajo el mandato británico, el sionismo contó con una serie de instituciones propias que confirieron a los judíos una fisonomía consistente como grupo nacional: la Organización Sionista Mundial, fundada en 1897 y presidida por Chaim Weizmann durante la mayor parte de los años de entreguerras, la Confederación General del Trabajo Judío, Histadrut, dirigida por David Ben Gurión, y la Agencia Judía creada en 1923 para representar a la comunidad judía y cooperar con la administración del mandato. En el censo de 1922, la población establecida en Palestina era de 850.000 personas: 700.000 musulmanes, 82.000 judíos, 62.000 cristianos y 6.000 de otras religiones. El peso porcentual de los judíos y su importancia cualitativa no dejarían de incrementarse en los años siguientes. Los emigrantes judíos, que llegaban encuadrados en las aliyás solían ser jóvenes, hombres preferentemente, formados en escuelas de capacitación agrícola o con experiencia de trabajo familiar, como el artesanado o el comercio. Procedían en su mayor parte de la URSS, de Lituania y de Polonia. Estos emigrantes eran recibidos en Palestina por una poderosa organización financiada con dinero internacional judío, la Histadrut. Era una especie de organización sindical que impartía una fuerte formación ideológica y servía como empresa  comercializadora de productos y de adquisición de tierras. La Histadrut se hacía cargo de los recién llegados. Les buscaba trabajo y alojamiento, pero también se ocupaba de la puesta en marcha de las explotaciones agrícolas, como el kibbutz. Para la instalación de los judíos que emigraban a este “hogar”, el movimiento sionista compró tierras en las que instaló a las familias organizadas en cooperativas. Muchos campesinos árabes fueron desarraigados de sus aldeas y despojados de sus medios de subsistencia cuando terratenientes ausentes vendían sus propiedades a los sionistas.

 La población árabe que temía que Palestina se convirtiera en un Estado judío se movilizó contra el ingreso de los judío. Las revueltas árabes se intensificaron a partir de 1929 y especialmente en la segunda mitad de la década de 1930. Con la aprobación de su jefe espiritual y político, el mufti de Jerusalén Hadj Amin el Husseini, los palestinos organizaron huelgas, manifestaciones y ataques contra acuartelamientos británicos y contra colonos judíos.

LA MEZQUITA DE AL-AQSA

ES PARTE DEL COMPLEJO RELIGIOSO DE LA EXPLANADA DE LAS MEZQUITAS DE JERUSALÉN, LUGAR DESDE EL QUE MAHOMA, SEGÚN LOS MUSULMANES, SUBIÓ AL CIELO. EN CONMEMORACIÓN DE ESTE HECHO, MUY CERCA DE ESTA MEZQUITA SE LEVANTA LA CÚPULA DE LA ROCA.

  PARTE DEL MURO EXTERIOR QUE RODEA LA MEZQUITA ES EL MURO DE LOS LAMENTOS, VENERADO POR LOS JUDÍOS. ESTE ES UN PUNTO EN EL QUE SE HAN PRODUCIDO VIOLENTOS ENFRENTAMIENTOS ENTRE PALESTINOS Y JUDÍOS A PARTIR DE LA EMIGRACIÓN DE ESTOS ÚLTIMOS HACIA PALESTINA.

Desde mediados de los años veinte, en el sionismo ganó espacio una tendencia radical impulsada por Vladimir Jabotinsky, que rechazaba el carácter gradual de la ocupación de Palestina. La creación del Estado judío incorporando ambas márgenes del Jordán debía ser inmediata, y para esto Jabotinsky se inclinó a favor de la creación de organizaciones militares propias tanto para no depender de la protección británica como para enfrenta a los árabes. Desde su perspectiva, la única posibilidad de que los árabes aceptasen la instalación del Estado de Israel era imponérselo por la fuerza, era preciso recurrir a “la muralla de hierro”.

En 1932 comenzó la denominada quinta aliyá, de capital importancia para el futuro de Palestina. Antes de iniciarse esta “subida a Sión” había en Palestina 1.035.281 habitantes; 759.712 eran musulmanes, 174.006 judíos, 91.398 cristianos y 10.101 de diversos credos. La quinta aliyá , que llevó a Palestina 217.000 judíos en sólo siete años, fue impulsada por el acceso de Hitler al poder y la inmediata persecución nazi contra los judíos alemanes primero, y luego austriacos y checoslovacos. Estas nacionalidades constituyeron el grueso de esa emigración a Palestina y sus componentes fueron los más cultos y, en general, los más ricos de los embarcados en el proyecto sionista. Un 20% de esos emigrantes había pasado por las universidades alemanas, austriacas o checas. Entre ellos había unos 1.000 médicos, 500 ingenieros, más de un millar de licenciados en derecho, filosofía o literatura y más de 2.000 técnicos en química, física, mecánica o agronomía. La comunidad sionista en Palestina crecía vertiginosamente y simultáneamente sus organizaciones. La Histadrut era la organización sindical más importante del Mandato, y el Mapai, partido predominante entre los judíos y a partir de los años treinta, la Agencia se convirtió en el gobierno de facto de la población judía. Sus dirigentes eran elegidos por todos los judíos de Palestina y fue la matriz del futuro gobierno israelí proclamado en 1948

Frente a una situación cada vez más conflictiva y difícil de manejar, Londres comenzó a tomar distancia del mandato. En 1937 la comisión encabezada por lord Peel recomendó la división de Palestina en dos Estados. La actitud sionista fue ambivalente; aunque pretendía una Palestina no dividida, algunos dirigentes concibieron esta medida como un paso intermedio positivo. Los árabes rechazaron rotundamente la propuesta. Las negociaciones quedaron estancadas, y en 1939 el gobierno inglés anunció en el Libro Blanco una nueva política que marcó el fin de su entendimiento con el sionismo. En relación con el futuro político, Londres anunció la incorporación gradual de árabes y judíos al gobierno, en proporción a sus respectivas poblaciones, con la intención de que en diez años se pudiese crear el Estado independiente de Palestina, en el que se garantizaría que los intereses esenciales de cada una de las dos comunidades estuvieran salvaguardados. Respecto de la inmigración, la limitó a un máximo de 75.000 personas en los siguientes cinco años, de modo que población judía supusiera un tercio de la población total. Después de este período, no se permitiría más inmigración judía a menos que los árabes de Palestina estuvieran dispuestos a aceptarlo. Por último, en el tema de las tierras, se prohibiría o restringiría, según los casos, la compra de nuevas tierras a los judíos.

Cuando Hitler invadió Polonia en setiembre de 1939, el dirigente sionista Ben Gurión declaró: “Combatiremos el Libro Blanco como si no hubiera guerra y ayudaremos en la guerra como si no hubiera Libro Blanco”. Por su parte, el dirigente de los palestinos, el mufti Husseini, como algunos otros nacionalistas radicalmente enfrentados con Londres, partió del principio “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, y durante la guerra decidió colaborar con la Alemania nazi.

HUSSEINI CON SOLDADOS DE LA SS.

Los intereses de Francia en Oriente Próximo eran más difusos. En gran medida quería impedir la hegemonía de Gran Bretaña en la región, pero también buscaba mantener su papel de protectora de las minorías cristianas. Cuando los militares franceses llegaron a Siria pusieron fin al intento de Feisal y sus seguidores de crear el reino árabe que les había prometido Londres. Al ocupar Damasco en julio de 1920, fueron enfrentados por los árabes que rechazaron someterse a París y repudiaron la separación del Líbano y Palestina, considerados como una unidad junto con Siria. Desde el momento en que se instalaron, los franceses fueron considerados ocupantes y enemigos del mundo árabe.

Los mandatos fueron organizados como repúblicas y la metrópoli impuso dos constituciones, una para el Líbano y otra para Siria, rechazada por los nacionalistas árabes. Con la llegada al gobierno del Frente Popular en 1936 se abrieron negociaciones en París para acordar una alianza semejante a la forjada entre Irak y Gran Bretaña. La iniciativa fracasó en virtud de la oposición de la derecha francesa. En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, ante las movilizaciones de los árabes en Siria, Francia suspendió la constitución, gobernó por decreto y mantuvo a raya las protestas mediante la presencia del ejército.

Como contrapartida a sus problemas en Siria, los franceses reforzaron sus buenas relaciones con los cristianos maronitas del Monte Líbano y crearon el Gran Líbano mediante la anexión de una serie de distritos musulmanes de vital importancia que formaban parte de Siria: Trípoli en el norte, y una franja costera que contenía las ciudades de Beirut, Tiro y Sidón. No obstante, hasta la Segunda Guerra Mundial la autonomía libanesa fue muy restringida.