FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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VI. El mundo colonial y dependiente

Arabia Saudita


Solo un territorio árabe quedó al margen de la dominación europea: la parte central de la península arábiga, cuna del islam y futura Arabia Saudita. La ausencia de tierras agrícolas impidió aquí el surgimiento de una oligarquía latifundista y posibilitó el predominio de los clanes en la vida social de la región. La principal riqueza de la península hasta principios del siglo XX residió en su posición estratégica como vía de paso hacia las Indias. La ocupación británica de las costas fue básicamente militar y casi sin impacto sobre la población local. La larga cadena de bases con Aden, Qatar, Bahrein, entre otros puntos, permitió a Londres el control del camino a las Indias.


La península arábiga en la actualidad








LA PENÍNSULA ARÁBIGA EN LA ACTUALIDAD.









Aquí la dominación de los turcos nunca logró imponerse de manera acabada, y esta región se caracterizó por su extrema fragmentación política. En las provincias de Hedjaz y Asir, sobre el mar Rojo, prevaleció la autoridad de la dinastía hachemita basada en su control sobre los lugares santos de La Meca y Medina, las ciudades donde nació y murió Mahoma.

En el centro de la península, el Najd, dominaron las tribus beduinas en estado de guerra permanente por el control de los escasos recursos. La dificultad para crear un Estado centralizado se debió en gran medida a la imposibilidad de contar con tributos procedentes de la explotación agrícola. A mediados del siglo XVIII ganó terreno el wahhabismo –nombre tomado de su principal predicador Muhammad ibn Abd-al-Wahhab (1703-1787)– una versión ortodoxa del credo musulmán que exige la aplicación estricta de la sharia (ley islámica) y promueve la yihad (guerra santa) para eliminar todos los elementos dañinos que socavaban la pureza y la fortaleza del islam. El wahhabismo se rebeló contra la religiosidad atenuada de los turcos otomanos, entonces custodios de las ciudades de La Meca y Medina, con lo que el movimiento de reforma religioso adquirió desde el principio un importante tinte de emancipación política.


LA KAABA.








LA KAABA











SE ENCUENTRA EN LA MECA, EN EL PATIO INTERIOR DE LA MEZQUITA MASJID AL-HARAM. LA PEREGRINACIÓN (HAJJ) HASTA LA MECA ES OBLIGATORIA PARA CADA MUSULMÁN CUYA SALUD Y SITUACIÓN ECONÓMICA SE LO PERMITAN, Y ES EL ÚLTIMO ENTRE LOS CINCO REQUISITOS QUE DEBE CUMPLIR TODO FIEL. LOS OTROS CUATRO SON: DAR TESTIMONIO DE QUE “NO HAY DIOS MÁS QUE ALÁ Y MAHOMA ES SU PROFETA”, REZAR CINCO VECES AL DÍA, ENTREGAR EL ZAKÁH, UN PAGO QUE SE HACE ANUALMENTE PARA SER REPARTIDO ENTRE LOS POBRES, Y EL AYUNO DEL MES DE RAMADÁN. EL GOBIERNO SAUDITA TIENE A SU CARGO LA ASISTENCIA Y PROTECCIÓN DE LOS PEREGRINOS QUE ACUDEN A ESTE LUGAR SANTO.


Abd-al Wahhab comenzó a predicar entre las tribus del norte de la península combatiendo la adoración de lugares y hombres santos e imponiendo formas de vida muy ascéticas. Este puritanismo provocó el descontento de las tribus, pero el emir Muhammad ibn Saud encontró en estos principios el recurso ideológico que impregnaría de sentido y trascendencia a sus campañas. A través de la yihad destinada a imponer el islam para acabar con la superstición y la falta de fe, la afiliación tribal quedó subsumida en la comunidad de los creyentes. Sin embargo, a principios del siglo XIX el sultán otomano ordenó al jedive de Egipto la reconquista de los lugares santos y la campaña acabó por el momento con las aspiraciones de Muhammad ibn Saud. En el siglo siguiente, uno de sus descendientes concretaría exitosamente la unidad de la península.


ABD AL-AZIZ IBN SAUD (1876-1953) (Sentado a la izquierda)









ABD AL-AZIZ IBN SAUD (1876-1953) (SENTADO A LA IZQUIERDA)










FUE EL FUNDADOR DE LA ACTUAL RAMA REINANTE EN ARABIA SAUDITA. EN LA DÉCADA DE 1920 REINICIÓ DESDE KUWAIT LA YIHAD QUE MOVILIZARÍA A LOS GUERREROS PARA IMPONER EL WAHHABISMO Y UNIFICAR A LAS TRIBUS DE LA PENÍNSUL.


Las campañas de Ibn Saud, en parte, canalizaron la resistencia de los beduinos a los proyectos de modernización impulsados desde fines de siglo XIX por los Jóvenes Turcos. La fe wahhabita legitimaba el ataque a los modernos centros urbanos otomanos en virtud de su condición de centros de corrupción. La transformación de las tribus saqueadoras y belicosas en combatientes disciplinados de la yihad se produjo con la creación de la milicia Ijwan, hacia 1912. Una vez asegurado su poder Ibn Saud liquidó a esta fuerza muy radicalizada, una decisión que restó autonomía a los ulemas wahhabíes.

El puritanismo wahhabí hizo del país una fortaleza islámica casi sin contacto con el mundo occidental. Los wahhabíes rechazan esta denominación, que supone la adoración a un hombre, y utilizan el término salafitas, que indica el esfuerzo por imitar a los “piadosos ancestros” (salaf), compañeros del Profeta.

La conquista, avalada por los británicos, de La Meca y Medina (1924-1925) por parte de los Saud desalojó a la dinastía hachemita. Los hijos de Husseini que combatieron junto a Lawrence de Arabia contra los turcos se instalaron en Irak y Transjordania. Sobre la base de los territorios unificados por Ibn Saud, en 1932 se instauró el reino de Arabia Saudita. El nuevo país se basó en la alianza no exenta de tensiones entre la dinastía Saud y el clero wahhabí. Estos quedaron a cargo de la educación y de la preservación de formas de vida acordes con su rigurosa interpretación de la sharia, pero subordinados al poder político de la familia gobernante. Sin embargo, la legitimidad de las decisiones de los Saud dependió del aval de los ulemas en su condición de doctores de la ley, a través de la fatwa (pronunciamiento que convalida o descalifica la decisión del gobernante y además orienta las acciones de los fieles). Las relaciones entre la familia real y los predicadores estuvieron marcadas por la alternancia en el grado de poder de uno u otro grupo.

El Estado se consolidó en estrecha relación con la explotación de la riqueza petrolera. En los años veinte se hicieron concesiones a intereses británicos. La primera firma americana, subsidiaria de California and Standard, hizo su aparición en 1933.

Londres mantuvo su control sobre los reinos de la costa a través de la fórmula del protectorado: la ciudad de Aden y sus alrededores (hoy Yemen del Sur), Omán, los siete emiratos que conformaron los Estados de la Tregua, actualmente Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Bahrein.


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