FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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Los bloques militares

I. La Guerra Fría


En el campo capitalista.
La formación de la Alianza Atlántica atravesó varias fases. En 1947, franceses y británicos firmaron el Tratado de Dunquerque teniendo aún como objetivo, la contención de Alemania. En marzo 1948, tras el “golpe” de Praga y bajo el consejo norteamericano, se acordó el Tratado de Bruselas firmado por Francia, Gran Bretaña y los países del Benelux. Con este tratado, ya claramente dirigido contra la amenaza soviética, nació la Unión Europea Occidental.
Paralelamente, el bloqueo soviético de Berlín propició un giro histórico en la diplomacia norteamericana: el 11 de junio de 1948 el Congreso aprobó la resolución Vandemberg que permitía al poder ejecutivo concluir alianzas en tiempos de paz.
Finalmente, se firmó en Washington 4 de Abril de 1949 el Tratado del Atlántico Norte o Alianza Atlántica. Lo suscribieron doce países: Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Italia, Noruega, Dinamarca, Islandia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y Portugal. En 1952 se sumaron Turquía y Grecia, en 1955 la República Federal de Alemania y, finalmente España en 1982. Este país tuvo que esperar a la muerte de Franco para participar en la defensa occidental en pie de igualdad. El artículo 5º es la clave del tratado: la agresión contra un Estado miembro compromete al resto a tomar las medidas necesarias “incluyendo el empleo de la fuerza armada para restablecer y asegurar la seguridad en la región del Atlántico Norte”.
En el marco de la guerra de Corea, se creó una estructura militar permanente, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Aunque no son exactamente lo mismo, Alianza Atlántica y OTAN se utilizan como términos sinónimos.
El Consejo Supremo, es el órgano supremo de dirección política de la Alianza. Tiene un Secretario General, portavoz de la Alianza, que tradicionalmente ha sido un europeo. Los norteamericanos se han reservado siempre los altos cargos militares, esencialmente el SACEUR (Supreme Allied Commander in Europe). La Alianza Atlántica no ha estado libre de tensiones internas. Las más importantes fueron las que protagonizó el presidente De Gaulle en los años sesenta en su búsqueda de una mayor autonomía europea respecto a Washington.
La OTAN sobrevivió al fin de la guerra fría. En 1999, tres antiguos miembros del Pacto de Varsovia, Polonia, la República Checa y Hungría se adhirieron a la misma.
Además de los lazos trasatlánticos con la Europa Occidental, Estados Unidos también encaró la construcción de una serie de alianzas internacionales que consolidaran al bloque occidental:
La guerra de Corea llevó en 1951 a la constitución de una alianza militar en el Pacífico: el ANZUS (Australia, New Zealand, United States) y la firma del tratado de San Francisco con Japón.
Durante la presidencia de Eisenhower en 1954 nació la Organización del Tratado de Asia del Sureste (SEATO), en 1954, integrada por Gran Bretaña, Francia, Australia, Nueva Zelanda, Filipinas, Tailandia y Pakistán. Al año siguiente se firmó el Pacto de Bagdad, alianza de seguridad en el Próximo Oriente que agrupó a Gran Bretaña, Turquía, Irak, Pakistán e Irán. Con el retiro de Irak en 1959, este pacto se transformó en la Organización del Tratado del Centro (CENTO).
Los países de ámerica firmaron en 1945, un conjunto de acuerdos conocido como Acta de Chapultepec que contemplaba la defensa colectiva del continente frente a la aún inconclusa guerra mundial. Dos años después suscribieron en Río de Janeiro el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). Este acuerdo fue clave para la la integración de las instituciones militares de América Latina a un bloque bélico cuya dirección estratégica estaba a cargo de Estados Unidos. Se acordó que un ataque armado por cualquier país contra un Estado americano, fuera considerado como un ataque contra todos los Estados de la región.
En abril de 1948 se aprobó la Carta de la Organización de los Estados Americanos en virtud de la cual la OEA reemplazó a la Unión Panamericana creada en 1910. La adhesión al nuevo organismo fue confirmada por los veintiún países independientes en ese momento: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Republica Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela y Estados Unidos. Cuba fue expulsada en enero de 1962, en la octava cumbre de ese año se adujo que la adhesión del gobierno cubano al marxismo leninismo era incompatible con el sistema interamericano y el alineamiento de ese gobierno con el bloque comunista rompía la unidad y solidaridad continental. Sólo votó en contra Cuba y se abstuvieron Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador México.En el 2009 se derogó la cláusula que excluía a Cuba para abrir negociaciones en pos de su efectiva incorporación. En el presente, la Organización está compuesta por 35 países miembros
La creación de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en 1948 proporcionó el piso jurídico-político para que otros organismos, como la Junta Interamericana de Defensa y el Colegio Interamericano de Defensa, órganos de apoyo del TIAR, pudieran adecuarse en forma plena a la orientación estadounidense. La OEA ha estado siempre basada en un desequilibrio de fuerzas entre la potencia norteamericana y el resto de los países del continente, favorable a la primera.
Los programas de ayuda militar bilaterales ejecutados entre 1952 y 1958, fueron el punto de partida para que los ejércitos latinoamericanos se afincaran en la órbita tecnológica y operativa de Washington. El entrenamiento militar en Estados Unidos y más tarde en la Zona del Canal en Panamá, contribuyó a la transferencia de la concepción norteamericana de seguridad nacional a los ejércitos de la región.
La tutela hegemónica se justificó con el argumento de la frágilidad de la democracia de los países de Ámerica Latina, Central y el Caribe derivada del débil grado de modernización. En relación con este diagnóstico Estados Unidos asumió “la misión” de garantizar la seguridad frente a la influencia de la Unión Soviética y avaló las dictaduras militares represoras de la protesta social y defensoras de los intereses de las clases propietarias frente a los gobiernos con proyectos nacionalistas y favorables al cambio social.
La mayoría de los golpes militares latinoamericanos en el siglo XX estuvieron avalados directa o indirectamente por los gobiernos norteamericanos. La intervención fue abierta en Centroamérica y el Caribe, y velada en Suramérica, pero con la consolidación de la Doctrina de Seguridad Nacional en los años sesenta, la ingerencia de los Estados Unidos se hizo más agresiva.
El analista norteamericano Stephen Krasner¬ nombrado Director de Planificación de Políticas en 2005¬ ha destacado que esta lejana y extensa red de bases estadounidenese en el extranjero en la era de la Guerra Fría “no tenía precedentes históricos; ningún Estado había colocado anteriormente sus propias tropas sobre el territorio soberano de otros Estados en una cantidad tan amplia durante un período de paz tan largo”

En el campo comunista.
El tratado de "amistad, cooperación y asistencia mutua", Pacto de Varsovia, fue aprobado el 14 de mayo de 1955 en réplica al rearme alemán y a la inclusión de la RFA en la OTAN. A imitación de la Alianza Atlántica reunió bajo el comando militar soviético a todas las fuerzas armadas de los países de las "democracias populares", con la excepción de Yugoslavia. En 1962 Albania abandonó el Pacto tras la ruptura chino-soviética.
Después de la crisis del bloque soviétido se disolvió la estructura militar y política, para dar paso a la repatriación de los más de medio millón de soldados soviéticos desplegados en Europa oriental.

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