FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

ISBN 957 950 34 0658 8

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Affaire Stavisky

II. La gran depresión y la crisis del liberalismo

 

El 3 de enero de 1934, la policía encontró agonizante a Serge Alexandre Stavisky. La versión oficial fue que acababa de dispararse con su pistola porque sabía que sería detenido. Stavisky tenía una historia turbia: se había involucrado en negociados y fraudes, pero lo había hecho a través de sus relaciones con figuras del mundo financiero y de la política. El último caso que desencadenó el escándalo fue el de la venta de bonos emitidos por el Crédit Communal de Bayona, bonos que lograron una exitosa acogida en distintos mercados bursátiles pero que carecían de respaldo sólido. En la estafa, por acción o por omisión, estaban comprometidos dirigentes políticos de la Tercera República.

Los diarios de la derecha francesa tuvieron la ocasión de denunciar la politiquería de los políticos y de subrayar la presencia de apellidos judíos. Inmediatamente pusieron en duda el suicidio: para muchos era mejor que Stavisky no hablara. Le Canard Enchaîné sugirió que había sido asesinado. Pudo demostrarse que la bala que lo mató fue disparada a tres metros de distancia. El periódico pudo afirmar con ironía que tenía el brazo demasiado largo”. Charles Maurras, a través de L’Action Française, también estuvo presente en esa campaña.

En el marco del escándalo y de las movilizaciones de los grupos de derecha antirrepublicanos se creó un grupo de choque, la Cagoule, que se mostró especialmente activo a partir de la ascensión del Frente Popular y contó con el apoyo financiero de grandes industriales como Louis Renault y Eugène Schueller, fundador de L'Oréal. Pretendían un cambio de régimen y veían a Philippe Pétain, el heróe de la batalla de Verdún en la Primera Guerra Mundial, como el hombre que debía encabezar el nuevo gobierno.

En 1934, el compositor argentino Enrique Santos Discépolo escribía el tango Cambalache: “¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón! ¡Cualquiera es un señor! ¡Cualquiera es un ladrón! Mezclao con Stavisky va Don Bosco y La Mignon, Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín”.

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