VIAJE AL FIN DE LA GUERRA
A comienzos de los años treinta, un escritor surgido aparentemente de la nada provocó un verdadero escándalo en las letras francesas. La publicación de su Voyage au bout de la nuit –Viaje al fin de la noche– catapultó en un viaje sin escalas a la fama a Louis Ferdinand Céline (seudónimo de Louis Ferdinand Auguste Destouches). Sin estudios literarios, de origen humilde, veterano de la Primera Guerra Mundial y médico de profesión, irrumpió como una catarata de malos modales literarios en la escena francesa. Fue una consagración instantánea. A mediados de los años treinta Céline tenía fama, se lo consideraba un gran renovador de la lengua y un autor de izquierda o, al menos, preocupado por lo que Freud llamó “el malestar en la cultura”. Sin embargo, en 1938 publicó Bagatelles pour un massacre –Bagatelas para una masacre–, un panfleto antisemita que vendió 75.000 ejemplares. En él, Céline denunciaba un pacto entre la banca judía y el capitalismo anglo-norteamericano, el conocido pseudoargumento antisemita. Lo siguieron otros dos: L’école des cadavres y Les beaux draps. Cuando Alemania invadió Francia, Céline se vinculó con el gobierno de Pétain, para terminar huyendo con los colaboracionistas más cercanos al régimen en 1944, cuando los aliados ya avanzaban sobre Francia. Se refugió primero en el castillo Siegmaringen, en Alemania, junto con el gobierno del mariscal Pétain en el exilio, y después huyó a Dinamarca. Allí fue apresado. Fue acusado de colaboracionismo y traición, incluso de haber entregado los planos de la línea Maginot a los alemanes, y declarado desgracia nacional. Pasó un año y medio en prisión y cuatro años libre, pero en la más extrema pobreza. En 1951 fue amnistiado y pudo volver a Francia y abrir un consultorio médico en un suburbio de París.
De un castillo a otro apareció en 1957 y es su versión de todo lo ocurrido en el castillo de Siegmaringen y su prisión en Dinamarca. Céline, en lugar de hacer un mea culpa y buscar algún tipo de perdón o de pacto con las nuevas autoridades, se queja y denuncia que ha sido saqueado, se queja porque le han robado los muebles, sus libros, sus manuscritos, su moto. También denuncia por mala fe a los autores “oficiales” (políticamente correctos, diríamos hoy) de la posguerra francesa: Jean Paul Sartre, que aparece como “Tartre”, André Mauriac o el poeta Louis Aragon, quien figura como “Larangon”. A todos acusa de ser “escritores oficiales”. Pero, sobre todo, sus furibundos ataques van dirigidos contra el millonario “Achille” (Gastón Gallimard, dueño de la editorial del mismo nombre, donde Céline finalmente publicaría De un castillo a otro) y contra “Loukoum” (Jean Paulhand, editor de la Nouvelle Revue Française, la principal revista literaria francesa durante de la primera mitad del siglo XX, que también pertenecía a la editorial Gallimard). La acusación que hace Céline a la intelectualidad francesa es fundamentalmente de hipocresía, de ser cómplices o acomodaticios con los gobiernos de turno y con el poder político y económico. Céline es un antiburgués de derecha, pero además, y fundamentalmente, un misántropo y un nihilista capaz de burlarse de todos, incluso de sí mismo.
LOUIS FERDINAND CÉLINE (1894-1961) Y SU LORO.
SE HIZO FAMOSO CON VIAJE AL FIN DE LA
NOCHE (1932). DESPUÉS DE LA GUERRA SE GANÓ LA VIDA COMO MÉDICO EN LAS
AFUERAS DE PARÍS, DONDE VIVÍA CON SU ESPOSA Y RODEADO DE ANIMALES
En De un castillo a otro Céline tensa su estilo entrecortado, caótico y violento. La puntuación es muy singular, única, con un uso casi indiscriminado de los signos de admiración y de los puntos suspensivos, que da como resultado una prosa fragmentaria y frenética, estallada, que no da respiro. A lo largo de 300 páginas, entre episodios de su vida como médico de pacientes pobres, algunos episodios alucinados, recuerdos y un relato fragmentario, sin aparente afán de orden, de distintos momentos de sus años de exilio, Céline es todo menos amable, incluso con el lector, al que no le ofrece una prosa clara sino todo lo contrario. Junto con Norte (aparecido en 1961) y Rigodon, editado póstumamente en 1969, De un castillo a otro forma parte de la llamada “trilogía alemana” de Céline.
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