EL INTELECTUAL CULPOSO
Cesare Pavese fue, tal vez, el narrador más importante de los años de la posguerra italiana. Se suicidó en 1950, aparentemente a causa de un último desengaño amoroso, al poco tiempo de haber recibido el premio Strega por su novela La bella state –El hermoso verano–. Si bien nunca fue un militante político, cuando empezó la guerra Pavese ya había sufrido bajo el fascismo: sus contactos con intelectuales vinculados a la agrupación Giustizia e Libertà lo mantuvieron una semana preso durante 1935 y sufrió el exilio en Brancaleone, Calabria, entre agosto de ese año y marzo del siguiente. Hasta ese momento, era sobre todo conocido por su trabajo como traductor y difusor de la literatura norteamericana, hasta entonces prácticamente desconocida en Italia. Dedicó a ese tema su tesis de doctorado, que luego fue editada, junto con otros textos añadidos, por la editorial Einaudi bajo el título La literatura norteamericana y otros ensayos. Durante los años treinta tradujo a autores como Herman Melville, James Joyce, Sherwood Anderson y John Dos Passos y comenzó su propia producción literaria. En 1941, Einaudi publicó Paesi tuoi –De tu tierra–, que lo hizo conocer el éxito literario. El mismo año encribió La Spiaggia –La playa–, otro de sus libros importantes. Cuando el conflicto llegó a Italia, se dedicaba a tareas editoriales para Einaudi. En 1942 fue llamado por el ejército, pero se salvó a causa de su asma. El año siguiente se instaló en casa de su hermana y después en un convento de Casale Monferrato, en el Piamonte italiano. Así, escondido, pasó hasta el fin de la guerra. Esta experiencia aparece íntegramente narrada en La casa en la colina novela que apareció en 1948. En ella, Pavese relata las tensiones en Italia a través de la caída del régimen fascista, la ocupación de la península por las tropas del Tercer Reich y el avance de la invasión aliada desde el sur.
CESARE PAVESE (1908-1950) CON LA ACTRIZ NORTEAMERICANA CONSTANCE DOWLING (1920-1969),SU ÚLTIMO GRAN AMOR, A FINES DE LA DÉCADA DEL 40 )
Es un texto netamente
autobiográfico, donde un alter ego del autor, Corrado, se refugia una casa en
las afueras de Turín, a salvo de los bombardeos que caen sobre las ciudades.
Convive con dos mujeres, madre e hija, y visita regularmente una posada donde
se reúne la incipiente resistencia. Allí encuentra a un antiguo amor, Cate, y
al hijo de ella, Dino, que tal vez podría ser suyo. Mientras cae el régimen de
Mussolini, los alemanes toman el poder y avanza el ejército aliado desde el
sur, Corrado se limita a esperar, y es incapaz de tomar una determinación. No
se decide a involucrarse en la resistencia, ni es capaz de intentar recuperar a
Cate. Cuando todo el grupo de la resistencia es arrestado, solo logra proteger
a Dino, a quien lleva con él a esconderse en un monasterio. Finalmente, cuando
ya no le queda ningún vínculo, emprende un largo regreso al pueblo natal,
Belbo, el mismo de Pavese. Así, la violencia de la guerra, los cambios que
llevan a las elecciones personales y los cambios sociales están fuera del alcance
de Corrado, que no puede dejar de ser un espectador, preso del desprecio por sí
mismo, del dolor de los fracasos amorosos y el escepticismo acerca de los demás
y de la política. Pavese vuelve una vez más a sus temas de siempre: el
aislamiento, la imposibilidad de comunicarse con los demás, de participar en
procesos colectivos y de salir de sí mismo. Son temas a los que el autor volvió
una y otra vez, y La casa en la colina no es la excepción.
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