FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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II. La gran depresión y la crisis del liberalismo

Japón entreguerras

 Japón entró en la Primera Guerra Mundial al lado de los Aliados; su aporte fue escaso y estuvo básicamente motivado por la posibilidad de ocupar los territorios controlados por Alemania en el Pacífico. Los Estados Unidos, que desde el comienzo habían sostenido una política de “puertas abiertas” respecto de China, observaron con recelo el avance japonés.

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YOSHIHITO (1879-1926)










EMPERADOR DE JAPÓN DESDE 1912 HASTA SU MUERTE. DURANTE SU REINADO, EL JAPÓN PRESIONÓ A CHINA PARA QUE ACEPTASE LAS VEINTIUNA EXIGENCIAS, UNA SERIE DE MEDIDAS QUE RECORTABAN LA SOBERANÍA DEL ESTADO CHINO PARA COLOCARLO BAJO LA TUTELA DE TOKIO. ENTRE LAS PRINCIPALES EXIGENCIAS SE ENCONTRABAN: EL NOMBRAMIENTO DE ASESORES JAPONESES COMO FUNCIONARIOS DEL GOBIERNO CENTRAL CHINO, EL CONTROL JAPONÉS DEL COMPLEJO MINERO-METALÚRGICO DE HANYEPING, LA CONFIRMACIÓN DE LAS RECIENTES ADQUISICIONES DE JAPÓN EN LA PROVINCIA DE SHANDONG, LA AMPLIACIÓN DE LA ESFERA DE INFLUENCIA EN EL SUR DE MANCHURIA Y EN MONGOLIA, Y LA PROHIBICIÓN A CHINA DE OTORGAR MÁS CONCESIONES A OTRAS POTENCIAS EXTRANJERAS.

Entre fines de 1921 y principios de 1922 se llevó a cabo una conferencia en Washington con la participación de las potencias con intereses en el área del Pacífico. Allí se acordó la limitación de los armamentos navales, en base a un sistema de cuotas y topes para cada uno de los firmantes. Respecto de China se impuso el principio estadounidense de libre comercio, y los participantes acordaron respetar la soberanía, independencia e integridad de dicho Estado. Japón se vio obligado a renunciar a la ocupación de Kiao Chou y al control de Shandong, donde conservó importantes intereses económicos. Para los sectores que impulsaban la expansión japonesa, la conferencia de Washington fue una especie de Versalles asiática.

A fines de la década de 1920, con la unificación de China bajo el Kuomintang, Tokio temió la posible cooperación entre el gobierno de Chiang Kai-shek y el estadounidense, y la modernización de China. Este panorama intensificó los recelos antiamericanos producidos por las limitaciones de la emigración japonesa a los Estados Unidos en la posguerra, y al mismo tiempo fortaleció la ideología panasiática que propiciaba la hegemonía de Japón en el Pacífico.

Los éxitos militares logrados durante la guerra mundial reforzaron el espíritu nacionalista de los militares japoneses. El ejército, atraído por la idea de la misión asiática de Japón, aparecía radicalmente divorciado del poder civil y veía con creciente hostilidad la política internacional de distensión seguida por los distintos gobiernos de los años veinte. Ya en 1927 oficiales ultranacionalistas habían formado una sociedad secreta y anhelaban un golpe militar.

El potencial económico de Japón salió fortalecido con la guerra. La sustitución de importaciones, impulsada por el colapso del tráfico mundial, favoreció la producción nacional. La disminución de la actividad comercial europea le permitió capturar gran parte de los mercados asiáticos. La expansión comercial japonesa fue espectacular; su marina mercante, por ejemplo, duplicó su tonelaje. Además, en contraste con los otros países aliados, Japón no estaba endeudado con Estados Unidos. Pero la guerra mundial alteró también de forma notable la estructura de la sociedad japonesa. Por lo menos, generó un nivel de diversificación muy superior a la hasta entonces conocida. Provocó un aumento notable de la población industrial y urbana. La producción agraria era el punto más débil de la economía japonesa. El incremento de la productividad en esta actividad aún estaba frenado por la presencia de vínculos feudales. El desarrollo combinado de su economía cargaba de tensiones y dificultades el proceso de crecimiento impulsado desde el gobierno. En el plano industrial, se destacó un marcado dualismo. Por un lado, la consolidación de unas cuantas grandes empresas, tales como Mitsui, Mitsubishi, Sumitomo, Yasuda, con fuerte gravitación en la banca que les permitía ejercer control sobre compañías ajenas a sus propios grupos. Por otro, un número muy grande de pequeñas y medianas empresas, sin demasiada tecnología ni capital.

En el plano político, el punto más alto del proceso de liberalización se alcanzó entre 1924 y 1932, cuando fueron establecidos gobiernos a cargo de dirigentes de los partidos políticos. Este período es conocido como la democracia Taisho. Uno de los avances más importantes hacia la democracia fue, en 1925, la eliminación de la restricción económica para el reconocimiento del derecho al voto de los hombres mayores de 25 años. No obstante, el marco jurídico institucional continuó confiriendo un poder decisivo a los poderes tradicionales. En primer lugar al emperador, que podía disolver la Dieta discrecionalmente; en segundo lugar, al círculo restringido de miembros de la elite política que integraban el Genro, un organismo informal pero con gran influencia sobre la marcha del gobierno; en tercer lugar, a la Cámara de los Pares, que gozaba de amplios poderes y estaba integrada por representantes de la vieja aristocracia, y por último, el peso de los altos mandos militares en el rumbo de la política.Los dos principales partidos políticos –el Seiyukay con arraigo en el ámbito rural, y el Minseito, con base en las ciudades– estaban muy condicionados por las presiones de las grandes concentraciones económicas y financieras, entre las que destacaban las de las familias Mitsui y Mitsubishi. En síntesis, una democracia condicionada por el poder en manos de los dirigentes tradicionales y los grandes grupos económicos.

El parlamentarismo se suspendió momentáneamente en 1932, debido al caos político que trajeron la Gran Depresión, la intervención militar en Manchuria y los actos terroristas que culminaron en el asesinato del primer ministro a plena luz del día. Finalmente, con el inicio de la guerra sino-japonesa, el régimen partidista fue dejado de lado.

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