FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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Controversias en la socialdemocracia alemana

II. La belle époque y el capitalismo global

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EDUARDO BERNSTEIN (1850 1932)








Fue uno de los integrantes de la cúpula dirigente de la socialdemocracia alemana. Después de que Bismarck aprobara las leyes antisocialistas, tuvo que marcharse de Alemania y se estableció en Suiza, donde dirigió el periódico del partido, Der Sozialdemokrat (El Socialdemócrata). Expulsado de este país en 1888, se radicó en Londres hasta 1901, allí mantuvo una relación estrecha con Engels.

Karl Kautsky, el máximo jefe político de la socialdemocracia alemana, lo consultó acerca de la redacción del programa de Erfurt aprobado1891. Este texto quiso ser una afirmación de marxismo completamente ortodoxo y fue aceptado como tal por la Segunda Internacional. Su primera parte, dedicada al análisis de la sociedad contemporánea y de su desarrollo, consta de una explicación resumida y simplificada de la teoría del desarrollo capitalista esbozada por Marx en el Manifiesto comunista. En la segunda, se convoca a la resolución de las contradicciones del capitalismo a través de “la transformación de la propiedad privada en propiedad social, y la transformación de la producción de mercancías en producción socialista llevada a cabo por, y para el bien de, la sociedad”. La tercera parte se refiere a “los medios que conducirán al logro de estas metas”: la lucha del proletariado contra el capital. Respecto a la naturaleza de esta lucha, Kautsky destacó su carácter político: “La lucha de la clase obrera contra la explotación capitalista es necesariamente una lucha política. La clase trabajadora no puede desarrollar sus organizaciones económicas, ni librar sus batallas económicas, sin derechos políticos. No puede lograr la apropiación de los medios de producción por la comunidad en general sin antes adquirir poder político”.

Cinco años después, Bernstein colaboró en el periódico del partido con una serie de artículos que provocaron una viva controversia, sus argumentos fueron refutados por Kautsky y especialmente por Rosa Luxemburgo.

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CLARA ZETKIN Y ROSA LUXEMBURGO











CLARA ZETKIN (1857-1933) MILITÓ CON ROSA EN EL ALA MÁS IZQUIERDISTA DEL PARTIDO SOCIALDEMÓCRATA. ABOGÓ A FAVOR DE LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LA MUJER. CON LA LLEGADA DEL NAZISMO, SE EXILIÓ EN LA UNIÓN SOVIÉTICA, DONDE MURIÓ.


Rosa Luxemburgo (1871-1919) nació en la ciudad de Zamosc, en la zona polaca oriental entonces sometida al Imperio zarista. Era la hija pequeña en una familia de cinco hermanos. Una lesión mal atendida le dejó un defecto permanente en la cadera, que la hacía renguear. Aunque Zamosc era muy pobre y los judíos constituían el último eslabón en la jerarquía social, el abuelo de Rosa había fundado un próspero negocio de maderas y pudo pagar los estudios de sus hijos en los mejores institutos de Berlín. Su familia se desenvolvió en un ambiente muy cultivado e influido por los más avanzados escritores occidentales, especialmente alemanes. Cuando tenía tres años, su familia se trasladó a Varsovia.

A los 16 años, Rosa ya era militante del partido revolucionario socialista Proletariat que, creado en 1882, tenía vínculos estrechos con los populistas rusos, aunque estaba claramente influido por el marxismo. A raíz de la huelga convocada en la ciudad de Lodz en 1889, que concluyó con la muerte de 46 obreros, Rosa se vio obligada a exiliarse en Zúrich. Allí ingresó en la universidad y conoció a Plejanov, Axelrod, Vera Zasulich, Parvus y a Léon Jogichès, también marxista y judío, quien sería su pareja más importante. fuente

Ambos reorganizaron el Partido Socialista Polaco, que en 1893 comenzó a editar en París La Cause Ouvrière (La Causa Obrera). En esa época planteó su rechazo al principio de autodeterminación de los pueblos al considerar que era una herencia de la revolución burguesa, no una tarea socialista. Esta postura desembocó en la escisión del partido y Luxemburgo creó el nuevo Partido Socialdemócrata Polaco, que se oponía a concentrar la lucha en la obtención de la independencia nacional de Polonia. Félix Dzherzinsky, el futuro dirigente de la Cheka soviética, formó parte de él.

En 1898 se radicó en Berlín y contrajo un matrimonio de conveniencia con un alemán para cambiar su pasaporte ruso por el prusiano y poder así desarrollar actividades políticas. Comenzó a colaborar en Neue Zeit, el influyente periódico dirigido por Kautsky, con quien forjó una estrecha relación. Una de sus más íntimas amigas, Clara Zetkin fue quien planteó los primeros aportes marxistas sobre la situación de la mujer trabajadora.

En el trabajo Reforma social o revolución, escrito en 1899, Rosa desechó el planteo de Bernstein porque privilegiaba la reforma frente a la revolución y, además, discutió su diagnóstico optimista sobre la crisis económica. El capitalismo, según Luxemburgo, no podía evitar las “contradicciones que lo conducían a la crisis de subconsumo”. Todas las medidas tomadas para eludir este fin solo aplazaban el derrumbe final. En su libro La acumulación de capital, editado en 1913, planteó una teoría del imperialismo, diferente de la de Lenin, según la cual el capitalismo no puede reproducirse al margen de la explotación de nuevas regiones vírgenes, sin burgueses ni proletarios, donde reiniciar el ciclo de acumulación de capital. Estas ideas fueron fuente de inspiración de las teorías “tercermundistas” del imperialismo elaboradas en el marco de la descolonización.

En 1910, Rosa tuvo un grave altercado con Kautsky a raíz de la negativa de este a publicar en Neue Zeit su artículo sobre la huelga general; a partir de ese momento, Luxemburgo rompió la relación que la unía a Kautsky y su familia.

Frente a la creciente rivalidad entre las principales potencias, Luxemburgo comenzó a escribir artículos contra una guerra cada vez más previsible. A esta empresa se sumó Karl Liebknecht, hijo de uno de los fundadores de la socialdemocracia alemana. En 1914, ambos crearon el Frente Revolucionario Antibelicista y al año siguiente Luxemburgo comenzó la edición de una revista al margen del partido: La Internacional. En torno a ella se agruparon: Clara Zetkin, Karl Liebknecht, Franz Mehring y Léon Jogichès, entre otros.

En enero de 1916, esta fracción de la socialdemocracia que no había aceptado el apoyo brindado por el partido al esfuerzo de guerra se agrupó bajo el nombre de Espartaco. Los espartaquistas convocaron a movilizarse contra la guerra y sus dirigentes, Liebknecht, Luxemburgo y Jogichès fueron encarcelados. Al año siguiente, también Kautsky expresó abiertamente su rechazo a seguir votando los créditos de guerra y fundó el Partido Socialdemócrata Independiente, al que se unió Espartaco como facción con su propio programa y prensa.

Cuando Rosa, que estaba en prisión, se enteró de la revolución bolchevique (octubre 1917), escribió el texto La Revolución rusa, publicado años después de su muerte. Apoyó la toma del poder por los bolcheviques, una decisión que fortalecía al campo revolucionario, pero planteó una serie de observaciones críticas.

Con la caída del Imperio de los Hohenzollern y al calor de las insurrecciones de fines de 1918, una amnistía le permitió a Liebknecht abandonar la cárcel en octubre, mientras que Jogichès fue liberado por los obreros a punta de bayoneta y Luxemburgo salió de su reclusión el 8 de noviembre.

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