FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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El trabajo en las minas según Domitila Barrios de Chungara

V. El tercer mundo


DOMITILALA LÍDER MINERA BOLIVIANA (1937-2012) DURANTE UN ACTO DE HOMENAJE AL CHE EN 1997

 

Desde muy joven compartió el trabajo de los mineros y se inició en las luchas sindicales a través del Comité de Amas de Casa del distrito minero Siglo XX. Con el tiempo se transformó en una referente de las luchas de los mineros y en una activa militante política. Sus luchas y testimonios conforman una porción de la historia boliviana, desde la perspectiva de una mujer trabajadora. Conocemos su historia a través de una entrevista realizada en el año 1976, que se publicó en el libro deMoemaViezzer.Compartimos aquí un fragmento de sus recuerdos sobre el trabajo en las minas:

“En la mina hay dos sistemas de trabajo: uno que es del personal técnico y el otro que es el trabajo del minero. La mina no para. Trabaja día y noche. Y para esto han dividido a los trabajadores en tres turnos. Algunos cambian de turno mensualmente, otros quincenalmente y otros semanalmente. Mi compañero, por ejemplo, cambia de turno cada semana. Hay tres puntas cada día. Contando el tiempo necesario para entrar a la mina en el convoy y para salir del socavón, la primera punta ingresa a las 6 de la mañana y sale a las 3 de la tarde; la segunda entra a las 2 de la tarde y sale a las 11 de la noche y la tercera entra a las 10 de la noche y sale a las 6 de la mañana. Cuando el trabajador está en primera punta, las mujeres tenemos que levantarnos a las 4 de la mañana para preparar el desayuno al compañero. A las 3 de la tarde llega él de la mina y hasta esta hora no ha comido nada. Porque no hay modo de meter comida dentro de la mina. No se les permite. Y quema, además, al pasar por tantos lugares dentro de la mina. Hay tanto polvo, tanta calor, aparte de las dinamitas que revientan, que, si llegaran a comer algo, comerían una cosa que les haría daño. Habría que organizar todo de otra manera. Y la empresa dice que no es posible hacer esto. Si la empresa quisiera, podría establecer corredores limpios y sanos allí adentro. Pero no le interesa. La empresa otorga estos tratos preferenciales a los técnicos. Por ejemplo, los ingenieros trabajan menos tiempo. Y a las 10.30 les traen su vianda. Tienen derecho. A las 11.30 ya almuerzan allí adentro. Si la empresa quisiera que almuercen los trabajadores a su hora, podría darles lo mismo a ellos. Pero no. Con un desayuno están los trabajadores desde las 5 de la mañana hasta las 3 de la tarde, cuando llegan de vuelta a su casa. Y los que viven más lejos, como en Uncía, tienen que levantarse a las 3 de la mañana e irse hasta Socavón, Patiño, Miraflores y otras bocaminas que quedan bien-bien lejos. ¿Cómo aguantan, entonces, en la mina? Mascando coca con lejía. La coca, son unas hojas que tienen un sabor así un tanto amargo, pero que sí, a uno le hace olvidar el hambre. La lejía es ceniza de los tallos de quinua mezclada con arroz y anís, que la gente mastica con la coca para sacarle su sabor demasiado amargo. Entonces, eso mascan los mineros para darse ánimo y para que resista su estómago. El trabajo en la mina es agotador. Mi compañero, por ejemplo, llega a la casa y así vestido se echa a dormir. Duerme hasta dos o tres horas y recién se levanta a almorzar. Lo peor, lo más duro es la punta de noche. El minero trabaja durante toda la noche y viene a dormir en el día. Pero como la vivienda es chica y las viviendas del campamento están así lado a lado, no hay un lugar donde vayan a jugar los chiquitos; allí mismo se quedan metiendo bulla. Y las paredes son tan delgadas que, cuando hablan los vecinos, parece que allí mismo estuvieran, al lado de nosotros. Entonces el trabajador no puede dormir y se sale aburrido. Ni siquiera puede descansar. Esta es la punta que más odia mi marido y los trabajadores en general. Pero son obligados a ir a esta punta. Tienen que someterse a las reglas de la empresa, si no, los retiran. Mi compañero trabaja en esta forma hace casi veinte años. Todos los mineros trabajan ocho horas completas dentro de la mina. Las puntas son iguales. Apenas 35 años es el promedio de vida de un trabajador minero. Entonces ya está totalmente enfermo, con mal de mina. Como tanto hacen reventar explosivos para sacar el mineral, entonces estas partículas de polvo se introducen a los pulmones, a través de la respiración, por la boca y la nariz. Y en los pulmones, esto llega a carcomer y llega a hacer pedazos el pulmón. Y los trabajadores comienzan a vomitar sangre. Negra, morada se les hace la boca. Y al final botan pedazos de pulmón y ya se mueren. Esta es la enfermedad profesional de mina o silicosis”.

MoemaViezzer, Si me permiten hablar... Testimonio de Domitila, una mujer de las minas de Bolivia, Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 1977.

 

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