Unión Sudáfricana
VI. El mundo colonial y dependiente
En 1913, el Partido Sudafricano al que pertenecían las dos figuras claves del gobierno de la Unión Sudafricana, Jan Smuts y Luis Botha, sufrió la escisión de los llamados “viejos bóers”, entre quienes se encontraba el general James Hertzog.
JAMES HERTZOG (1866-1942)
Este grupo, mucho más radical que el equipo gobernante, creó el Partido Nacionalista, que abogó por la consolidación y la preeminencia de la identidad nacional de los afrikáners con marcado signo racista, al mismo tiempo que propuso la acabada independencia de Gran Bretaña. La nueva fuerza política mantenía posiciones en tensión con la perspectiva de los liberales británicos más urbanizados.
No bien estalló la Primera Guerra Mundial el primer ministro Botha manifestó a Londres su voluntad de invadir la colonia alemana de África del Sudoeste. No obstante, un sector de los militares encabezados por el general Salmon Maritz pretendió unirse con Alemania para combatir contra los británicos. Muchos de los rebeldes habían luchado contra Gran Bretaña en la guerra anglo-bóer. Maritz publicó una declaración en nombre de un gobierno provisional en la que sostenía que “la antigua República de Sudáfrica y el Estado Libre de Orange, así como la provincia del Cabo y Natal son proclamados libres del control británico e independientes, y cada habitante blanco de las áreas mencionadas, de cualquier nacionalidad, es por este medio llamado a tomar las armas en sus manos y realizar el ideal mucho tiempo anhelado de una Sudáfrica Libre e Independiente”. Las fuerzas leales al gobierno sudafricano aplastaron la rebelión, aunque, en definido contraste con la reacción británica frente al Alzamiento de Pascua en Irlanda, en este caso prevaleció el gesto conciliador con los líderes supervivientes de la revuelta.
Controlada la rebelión, Smuts encaró la conquista de las colonias alemanas en África y en 1917 fue invitado a unirse al gabinete de Guerra Imperial, que funcionaba en Londres encabezado por el primer ministro Lloyd George.
JAN SMUTS (1870-1950)
Al terminar la Gran Guerra, la Unión Sudafricana ocupó la colonia de África del Sudoeste Alemana, cuya administración le fue conferida por la Sociedad de Naciones bajo la categoría de mandato de clase C. Después de la Segunda Guerra Mundial se negó la independencia a este mandato, y la actual Namibia quedó sojuzgada a Sudáfrica hasta 1990.
Cuando Botha murió en 1919, Smuts ocupó el cargo de primer ministro hasta el triunfo en 1924 del Partido Nacionalista, encabezado por Hertzog. Durante su gobierno, que se prolongó hasta 1939, Hertzog fomentó una política de segregación racial con la promulgación de nuevas leyes que oprimían todavía más a las poblaciones no blancas. La Native Urban Act, de 1923, limitó drásticamente la posibilidad de que los negros se instalaran en ciudades consideradas como reductos blancos. Sus desplazamientos fueron sometidos a un control absoluto: debían estar provistos de pases para poder tener acceso a ciudades o para trasladarse a otros lugares más allá de las tierras en que fueron instalados.
En este período, el nacionalismo afrikáner relanzó una campaña lingüística a favor del reconocimiento oficial del afrikáans, que progresivamente fue desplazando al neerlandés en las escuelas, los organismos oficiales y las iglesias. En 1925, una resolución del Parlamento autorizó su uso en los debates legislativos y en la redacción de las leyes. La transición del holandés al afrikáans concluyó a mediados de los años 30, cuando alcanzó plena igualdad de trato con la lengua inglesa: a todos los funcionarios federales se les exigió el dominio de ambas lenguas.
Hasta la Primera Guerra Mundial la economía blanca se basaba en la minería y en la agricultura intensiva. La recesión posterior a la guerra dio paso a una nueva política económica. Los nacionalistas, junto a sus aliados del partido Laborista, rompieron con la doctrina económica liberal y se inclinaron a favor del proteccionismo; también promovieron un papel activo del Estado a favor del desarrollo industrial a través de la construcción de vías férreas y la producción de energía eléctrica.
En el marco de los severos desafíos derivados de la crisis de 1930, los nacionalistas se aliaron con el Partido Sudafricano y formaron el Partido Unido para encarar en forma conjunta las medidas que atenuaran los efectos del derrumbe del patrón oro. Esta alianza se rompió al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, con la división entre los seguidores de la neutralidad de Sudáfrica, defendida por Hertzog, y los que propugnaron el apoyo activo a Gran Bretaña, encabezados por Smuts. El Parlamento se pronunció a favor de la propuesta de Smuts y Hertzog dejó su cargo de primer ministro.