II. La gran depresión y la crisis del liberalismo
Introducción
El lapso que medió entre las dos guerras mundiales no fue un período homogéneo: en los años de entreguerras se reconocen diferentes momentos, tanto en relación con la marcha de la economía como respecto del grado de tensiones internacionales y de la profundidad y extensión de los conflictos sociales. En los años de la inmediata posguerra, hasta 1923, el rumbo de la economía tuvo fuertes oscilaciones. Simultáneamente, hubo una oleada de alta conflictividad social, al calor de la cual unos temieron que la revolución bolchevique se extendiera hacia el resto de Europa y otros alentaron la ilusión de que así fuera. Fueron años también atravesados por crisis internacionales. Esta etapa fue sucedida por la estabilidad de la segunda mitad de la década de 1920, asentada en la frágil recuperación económica, en el reflujo de los conflictos sociales y en un clima de distensión internacional. Por último, la crisis económica de 1929 dio paso a los tiempos oscuros en que grandes masas de la población fueron arrojadas a la miseria y la desesperación, al mismo tiempo que el liberalismo era casi arrasado a través de la instauración de regímenes dictatoriales, la proliferación de movimientos fascistas, en gran medida inspirados en el fascismo italiano, y del triunfo del nazismo en Alemania. Al final de los años treinta se desencadenaba la Segunda Guerra Mundial.
Nada de lo que ocurrió era inevitable, no hubo una línea causal entre las tensiones que dejaron pendientes la paz de Versalles, el derrumbe de la economía capitalista y el expansionismo nazi, al que suele visualizarse como dato central en el estallido del nuevo conflicto mundial. Sin lugar a dudas todos estos factores conformaron un terreno propicio para el regreso a las armas en forma mucho más brutal y terrorífica que en la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, coexistieron diferentes trayectorias, cada escenario nacional, regional, procesó los desafíos de esos tiempos en relación con sus propios pasados. Además, las decisiones y las acciones de los diferentes actores, desde los distintos sectores nacionales y locales hasta los Estados en el campo internacional, fueron decisivas en el curso que siguió la historia en el período de entreguerras.