FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

ISBN 957 950 34 0658 8

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Carpeta 2. El quiebre del liberalismo y la crisis del capitalismo (1914/1918-1945)

I. La Primera Guerra Mundial y la Revolución rusa

Hombres enfrentados  

 

Los oficiales franceses que caen prisioneros en líneas alemanas al comienzo del filme ansían desesperadamente la libertad. Este es el deseo irrenunciable de todos, más allá de su diferente jerarquía como soldados y de sus evidentes diferencias de clase. El aristocrático capitán de Boeldieu genera el recelo de sus compatriotas Marechal y Rosenthal, hombres comunes sin estirpe militar. A su vez, Marechal desconfía secretamente de Rosenthal por su condición de judío, sentimiento que oculta al principio por conveniencia, pero revela en medio de la desesperada marcha durante la que ambos intentan huir.     

 

A lo largo del extenso cautiverio que comparten, los franceses son tratados con cortesía general por parte de sus enemigos. Se reconoce este como un apunte personal de Renoir, quien participó personalmente del conflicto armado y lo representa como una guerra entre caballeros. Aquí se impone señalar que el guión del film está inspirado en las experiencias de Pinsard, un aviador amigo de Renoir que cayó varias veces prisionero de las fuerzas alemanas durante la guerra. La cortesía entre oficiales que se exhibe en el filme está tomada directamente de su relato. Homero Alsina Thevenet comenta la anécdota en Historias de películas, Buenos Aires, El cuenco de plata, 2006, págs. 77 a 85. 

 

Entre los capitanes de Boeldieu y Von Rauffenstein, el comandante a cargo del campo alemán, surge un vínculo de profunda amistad y de fluida complicidad, que gira en torno de la condición de caballeros de armas que ambos cultivan y comparten y de la percepción común de su condición de militares de otra época. Es notable cómo Renoir construye ese vínculo contra toda la lógica política de su tiempo, depositando en el vínculo sus propias esperanzas de que los hombres de bien y de razón encuentren sus motivos de profunda camaradería y los antepongan a las causas de enfrentamiento circunstancial que los convoca. Pero lo que confiere espesor y profundidad a la anécdota, es que Renoir no cae en la ingenuidad de evitar el enfrentamiento: el francés fuerza la situación para apoyar la huida de sus compañeros y al colega alemán no le queda más alternativa que dispararle. El cálido y sentido homenaje que Von Rauffenstein rinde a la muerte de su rival y amigo contiene, en su más profunda sensibilidad, el deseo de pacífica fraternidad entre los hombres y, de forma intensamente contrariada, las flaquezas de una paz sometida a los conflictos profundos de la época.

 

La gran ilusión 2

 

En otra clave, esta contradicción vuelve a ser expuesta en el romance entre Elsa y Marechal: un afecto real pero frágil, que se erige sobre la comunión y el conflicto. Es, de nuevo, en este sentido verdaderamente complejo por contradictorio, en que se apoya el valor indudable de la obra: el deseo de una sociedad europea unida por el afecto y el respeto por el otro se narra como un sentido posible, muy concretamente amenazado por razones que los personajes consideran detestables o incomprensibles, pero no por ello menos reales y presentes. El deseo compartido por Marcechal y Rosenthal al final de la historia: “que la guerra se acabe de una vez, y que sea la última”, resuena en el filme como una referencia universal, más allá de la guerra en particular que lo genera. Es, a la vez, un deseo puesto por el director en bocas de los personajes que sobreviven y que se refiere no sólo a la guerra pasada, sino, sobre todo, a la que se cierne.

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