FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

ISBN 957 950 34 0658 8

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II. La Belle Époque y el capitalismo global

Sobre los autores

 

Arno Mayer (1926 - )

 

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Historiador marxista norteamericano reflexionó sobre el proceso de modernización de Europa contemporánea.ofreciendo una versión en la que el Antiguo Régimen se extiende hasta la crisis de 1930. Su teoria sobre la relacion entre holocausto y anticomunismo lo ha ubicado como un polemista en esta tematica. De origen judio, escribió una historia de Israel desde un punto de vista antisionista.

Entre sus publicaciones se encuentran: La persistencia del Antiguo Régimen, 1986;  The Furies: Violence and Terror in the French and Russian Revolutions., 2001.

Comentario de Mayer, Arno, La persistencia del Antiguo Régimen, Madrid, Alianza, 1986, Cap. 3 ”La sociedad política y las clases gobernantes”.

En este capítulo, el autor se dedica a caracterizar el escenario social y político europeo anterior a 1914, afirmando que a pesar de las tendencias modernizadoras y democratizadoras de sociedades cada vez más capitalistas y burguesas, la incidencia de la Europa agraria, nobiliaria y monárquica seguía siendo muy importante. El status de las clases aristocráticas basadas todavía en un decadente “poder inmobiliario” se mantenía a través de su desproporcionada influencia social y política, que se reflejaba especialmente en el control del aparato estatal.

La importancia de los reyes como pieza central de la sociedad civil y política de las potencias europeas, con excepción de Francia, era según el autor una muestra clara de la persistencia de lo noble y lo feudal. Un repaso de la particular pompa de eventos monárquicos como entierros, coronaciones y aniversarios reales en Inglaterra, Alemania, Austria-Hungría, Rusia e Italia (potencias que junto con Francia el capítulo examina de forma privilegiada) ejemplifica el refuerzo simbólico y material del poder monárquico y la solidaridad de clase cruzada entre las casas reales. El autor resalta que el papel simbólico no era el único que cumplía la monarquía y que incluso en las más limitadas, como la inglesa, el papel político concreto de los reyes y reinas seguía siendo muy importante. Moderados los conflictos pasados entre aristocracia y monarquía, Mayer afirma que los reyes fueron la mayor defensa de la supervivencia noble.

Otra muestra de que el Estado fue, incluso en Francia, reaseguro de la continuidad aristocrática, se encontraba en el amañamiento de los sistemas políticos, que a pesar de su mayor o menor adaptación a las reglas de la soberanía popular, mantuvieron reglas que privilegiaban a los sectores feudales y rurales.

Las cámaras altas y bajas fueron fiel reflejo de lo expuesto. En las primeras el acceso a un escaño provenía directamente de la elección del monarca, la herencia o por cuestiones de riqueza o grado en la milicia y a menudo era vitalicio. En el caso de las cámaras bajas, la representación popular era mediada por mecanismos de geografía electoral, censitarismo, corporativismo y/o presión social que sobrerepresentaban al sector rural, nobiliario y feudal y moderaban el carácter plebeyo de las mismas. En caso de que con eso no alcanzara, el monarca en ocasiones simplemente las clausuraba como ocurrió con la primera y segunda Duma rusa en 1906 y 1907.

El acceso a la burocracia del estado era otro bastión del poder conservador analizado por Mayer. A pesar del paulatino avance de las formas modernas de estado, el reclutamiento de los puestos administrativos siguió explícita o veladamente privilegiando a los individuos provenientes de la aristocracia, o a plebeyos que por formación y afán de ascenso hacían lo posible por parecérseles. Esto fue especialmente válido para las fuerzas armadas y la diplomacia, donde la preminencia aristocrática fue casi total. En síntesis, el capítulo ejemplifica profusamente, a través de los casos de las potencias mencionadas, de qué forma a pesar de la decadencia económica de los grupos terratenientes y feudales, la sociedad política de esos países hizo lo posible por mantener su influencia al menos hasta el estallido de la Primera Guerra

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