FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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La representación de la ciudad de Buenos Aires: Pío Collivadino

 

Durante estos años, el medio urbano –y en especial la metrópolis porteña– fue percibido como un ámbito mercantil y materialista, y por lo tanto adverso para el desarrollo artístico. En esta ciudad que crecía con rapidez y se poblaba de nuevos inmigrantes era difícil encontrar caracteres distintivos de la nación que se buscaba consolidar. De allí que, en líneas generales, no se planteaba entonces una valoración estética de la ciudad. En este contexto, los paisajes urbanos que pintó Pío Collivadino resultan de gran interés. A su regreso en 1906, tras 17 años en Italia, Collivadino utilizó todas las novedades disponibles en el cambio de siglo para la representación moderna y mimética de la luz y el color, para describir las distintas facetas y momentos de la ciudad: desde el barrio de La Quema hasta la plaza San Martín, desde los silos y barracas del puerto hasta la lujosa esquina del Banco de Boston. Así, pinturas como El Banco de Boston (1926) proponen el goce visual de la ciudad moderna, creando una atmósfera luminosa y sensual con pinceladas breves y un tratamiento sutil del color.

 

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PÍO COLLIVADINO, EL BANCO DE BOSTON (1926), ÓLEO SOBRE TELA,  77 X 100 CM.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Barrio de La Quema (1930), en cambio, describe la primera barriada precaria de la ciudad, con sus casitas construidas con cartones y maderas.

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PÍO COLLIVADINO, BARRIO DE LA QUEMA (1930), ÓLEO SOBRE TELA, 72 X 84 CM.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La belleza del paisaje industrial constituye otra novedad en la iconografía de Buenos Aires: el humo de los trenes y las chimeneas de las fábricas, como en el caso de Humo de trenes (1910),

 

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PÍO COLLIVADINO, HUMO DE TRENES (1910), ÓLEO SOBRE CARTÓN, 38 X 45 CM.

 

 

 

 

 

 

 

o el paisaje de las construcciones industriales y la presencia espectacular de los puentes en El Riachuelo (c. 1916).

 

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PÍO COLLIVADINO, (C. 1916), ÓLEO SOBRE TELA, 72 X 84 CM. MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES, BUENOS AIRES

 

 

 

 

 

 

Collivadino hizo uso del divisionismo y de la pintura “atmosférica”, derivada del impresionismo. Pero a diferencia de Malharro, dedicó buena parte de su producción a la ciudad de Buenos Aires en el momento de su metropolización. Una ciudad que iba tomando un perfil nuevo fue capturada por el pintor en imágenes que eludieron los lugares que, desde el punto de vista de su papel en la consolidación de un imaginario nacional, parecían más significativas o típicas, como la Plaza de Mayo o el Cabildo. En palabras de Malosetti Costa, “se podría decir que sus imágenes indagan en la cultura de la ciudad –en las maneras de practicar el espacio– y a su vez le dan formas para ser pensada. Es una mirada que elude el pintoresquismo, apartándose tanto de una retórica nacionalista altisonante como de una mirada excesivamente crítica sobre el crecimiento urbano”.

 

 

 

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